2018/10/30

Etapas en el Proceso de Separación de la Pareja

Es importante mencionar que no todo el mundo tiene por qué pasar cada una de ellas, pues existen múltiples formas de afrontarlo según la personalidad de cada uno y el apoyo social o familiar.

Desilusión: Es la primera fase en la cual la pareja, o algún miembro de la misma, siente un descontento hacia el otro. Comienzan pequeños conflictos que no terminan por resolverse y ello lleva a que exista una mayor distancia entre ellos. Se empieza a fantasear con la idea de un posible divorcio, valorando los pros y los contras de tal opción, y continúa con una cierta inestabilidad que se manifiesta en emociones tales como ansiedad, dudas, miedos, enfados, tristezas, etc.
Etapa de shock: Es aquella en que alguno de los miembros ya ha tomado la determinación de separarse y el otro, a pesar de tener una relación complicada, no esperaba esta decisión. Por este motivo, puede ocurrir que el miembro que recibe la noticia no sea capaz de creer lo que está sucediendo y solicite otras medidas como acudir a terapia de pareja o solicitar ayuda a familiares o amigos. Dependiendo de lo que suceda en este momento, la persona poco a poco dejará de negar la situación e irá aceptando la posibilidad de separación o divorcio.

Decisión tomada: Comienza una evidente distancia emocional y física de los miembros de la pareja. Sentimientos como el enfado, la tristeza o la culpa invaden la relación. Es un periodo de angustia y de gran inestabilidad. Además, es el momento donde se debe hacer pública la decisión.
Esta fase se torna aún más complicada por los trámites propios del divorcio. Desde si la separación será de mutuo acuerdo o no, pasando por el reparto de los bienes, el régimen de visitas, la manutención y hasta lo beneficioso o perjudicial que puede resultar el juicio para nuestras aspiraciones; serán preocupaciones que pueden resultar –incluso-, altamente estresantes.

La relación se acaba, los sueños proyectados desaparecen, los buenos momentos pierden significado y todo ello puede llevarnos a sentir rabia por lo que está sucediendo, así como –también-, una gran tristeza e incluso depresión por no haber sabido evitarlo. En otros casos incluso se puede llegar a sentir alegría porque los malos momentos, las críticas, los insultos, etc. desaparecerán de nuestras vidas.

Aumento de la aceptación de lo sucedido: La persona comienza a aceptar que la relación no era del todo sana, que existían problemas, comienza a reajustar su vida consiguiendo de nuevo ejercer control sobre la misma y empieza poco a poco a crear un nuevo yo. Con nuevos planes y proyectos, ya sea en sola o con una nueva pareja.
A pesar de que las emociones aún no sean positivas y sigamos encontrándonos tristes, todo empieza a adquirir una nueva perspectiva y las emociones de rabia, odio o culpa comienzan a modificarse por explicaciones más acordes a la realidad.

Nueva vida: En esta etapa nuestro pasado ha dejado de ser el protagonista, nuestra ex pareja toma un lugar secundario, ya no los desestabiliza emocionalmente y hemos aceptado lo ocurrido; como parte de la vida.
Se considera que una ruptura, por separación o divorcio, ha sido superada cuando la persona ya sufre por su finalización y, además; es capaz de visualizar los aspectos positivos y negativos que tuvo la concluida relación.

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