El sujeto, individualizado sólo por sus iniciales A.C.T. (para resguardar la identidad de las víctimas), enfrentó en la capital de la Región de La Araucanía un juicio por los ultrajes reiterados que cometió contra la menor de sus hijas, quien padece un retraso mental.
Los ataques contra las hijas mayores no fueron juzgados por ser hechos ya prescritos.
Según expuso la fiscal Adelina Barriga, de la Unidad de Delitos Sexuales de la Fiscalía de Temuco, los abusos por los que fue condenado ocurrieron en el sector Llaima de la ciudad partir del año 2006, cuando la víctima tenía nueve años de edad, y se registraron en reiteradas ocasiones hasta el mes de febrero del año 2013.
"El hombre utilizaba violencia física y amenazas para callarla, por lo que recién el año 2014 la afectada finalmente venció su miedo y contó lo sucedido a su familia", detalló el Ministerio Público en su página web.
En el juicio declararon como testigos las dos hijas adultas del acusado, "quienes en un conmovedor relato contaron que, cuando eran niñas, también fueron violadas por su papá y nunca se atrevieron a denunciarlo por temor a que cumpliera sus amenazas de dañarlas a ellas y a su madre".
"Incluso la mayor de las hermanas había quedado embarazado y había tenido una hija producto de estas violaciones, donde su propio padre era ahora el padre de su hija", remarcó la fiscal Barriga.
La sentencia determinada por el Tribunal coincide con la solicitud realizada por la persecutora, que atiende a la reiteración de los delitos, la circunstancia agravante de ser el padre el agresor sexual -encargado precisamente del cuidado de la víctima-, además del contexto de violencia intrafamiliar en el que ocurrieron los ilícitos.
El fallo establece que la pena impuesta será de cumplimiento efectivo y, transcurridos los 15 años, A.C.T. estará bajo vigilancia de Carabineros durante otros 10 años.
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