"A la mujer no se le toca ni con el pétalo de la rosa", dice la frase que se repite hasta el hartazgo, pero... ¿qué pasa si ellas agreden a golpes al llamado sexo fuerte? Privilegios y desigualdades en una relación dondelos hombres no siempre son los agresores.
Desde que su esposa lo abandonó con sus tres hijas, a don Marcelo Castillo Arce le ha caido encima un chorro de años que no se los quita nadie. Hasta ahora, el anciano no comprende porque la mujer de su vida se fue de su lado con rumbo desconocido, pero lo único cierto es que su esposa desapareció cuando sus hijas eran apenas unas niñas y hasta ahora nadie sabe de la señora que partió para no volver.
Con el corazón hecho trizas, apenas abandonado, don Marcelino continuó su trabajo de zapatero remendón en la Escuela Naval. Allí, al menos, ganaba lo suficiente para solventar los gastos de la familia.
El problema se desató cuando al anciano le sobrevino un derrame cerebral que lo dejó incapacitado para seguir trabajando. Desde ese entonces se volvió una carga bien pesada para sus hijas grandulonas.
"Si no das plata no hay comida para ti", solían amenazarlo a fin de dejarlo sin almorzar, nos cuenta con lágrimas en los ojos. Para ganarse los frijoles sus hijas lo obligaban a lavar inmensos bultos de ropa sucia. Gracias a la acción de los vecinos de Canto Grande, testigos presenciales de los maltratos y agresiones que sufría la víctima desde hace muchos años, el anciano fue trasladado al albergue de la Beneficiencia Pública de Lima, donde recibe atención especial.
Violencia femenina
Esto es sólo un caso de los miles que existen en el país y no sólo con ancianos sino también con adultos y jóvenes estudiantes.
Y no lo decimos nosotros, lo confirma un estudio realizado el año pasado por la Asociación por la Defensa de las Minorías. Los resultados no pudieron ser más elocuentes. De 700 hombres encuestados sobre la relación de pareja y las formas de resolver sus problemas, se supo que las supuestamente frágiles mujeres son más violentas que los hombres.
De cada 100 hombres, 40 son agredidos psicológica, verbal y físicamente por sus respectivas parejas mujeres. Y si hablamos de violencia extrema, como romperle un hueso o dejarlo inconsciente de un tremendo sopapo, 2 de cada 100 varones lo sufren en carne propia.
Según el estudio, la dinámica de la violencia en la pareja es compleja, y tiene un caracter cíclico que viene de menos a más y una intensidad creciente que presenta las características de ataque psicológico leve que empieza con atentados contra la autoestima y termina con una arremetida más abusiva donde entran a tallar insultos, ofensas, amenazas de ataques físicos y la consumación de estos últimos.
Pero, ¿quién empieza con las agresiones? Según los estudios, es ella quien inicia la pelea y también la acaba; muy mal por cierto.
Todo vale
"Ambos son potencialmente conflictivos pero las mujeres tienen dos armas vitales, saben manejar todo el paquete afectivo y el poder sexual. Saben extorsionar, manipular, chantajear con el sexo y utilizar muy bien el arma de la maternidad, aunque parezca mentira muchas mujeres solucionan sus problemas a golpes que conversando", admite con furia Carlos Vílchez, presidente de la Asociación por la Defensa de las Minorías.
¡Qué malas somos dirán! las representantes del mal llamado sexo débil; pero fuera de bromas, Vílchez se remite a las pruebas. En una encuesta realizada por [el] INEI en el año '98, se reveló que un porcentaje razonable de hombres dijeron ser víctimas de las mujeres y a nivel mundial el tema de la violencia conyugal señala a la mujer como la principal responsable de [los] enfrentamientos en la pareja. Y eso no es todo.
Gringas abusivas
El año pasado, el 35% de los arrestados por violencia familiar en el [distrito] de Concord, [estado de] New Hampshire, Estados Unidos, fueron mujeres y, muy cerca de allí, al suroeste, en el condado Boulder Country, Colorado, la cuarta parte de los acusados por agresión conyugal fueron ya saben quienes.
Aquí la realidad no es diferente, pues según [la Asociación por la] Defensa de las Minorías, el 8% de los casos de juicios de familia ventilados en el Poder Judicial son iniciados por hombres en contra de sus esposas.
"Pero no todo es culpa de nosotras", enfatiza la Coordinadora del Programa de Derechos Humanos del Movimiento Feminista Manuela Ramos, Gina Yañez, quien tras reconocer que existen hombres agredidos, saca cara por sus cóngeneres, aduciendo que son pocos los casos de varones víctimas y que en mayor medida hay mujeres que resultan magulladas por abusivos.
"Me parece mal que existan hombres maltratados pero no es un número considerable; en cambio, las mujeres son más y eso que algunas formulan denuncias después de varias semanas y en situaciones extremas", afirma.
Lo cierto es que una sociedad ideológicamente machista como la nuestra, pocos son los hombres que se acercan a una comisaría para denunciar los maltratos de su pareja. Eso sería convertirse en el hazmerreir de los policias que no tardarán en tildarlo de saco largo, pisado y hasta maricón.
Según Vílchez, toda la maquinaria legal favorece a la mujer desde las normas de divorcio hasta las de tenencia de los hijos. Como es sabido, la ley no obliga al juez a otorgar a la madre la custodia de sus vástagos, pero es una práctica frecuente hacerlo. La mujer siempre gana.
Desde que su esposa lo abandonó con sus tres hijas, a don Marcelo Castillo Arce le ha caido encima un chorro de años que no se los quita nadie. Hasta ahora, el anciano no comprende porque la mujer de su vida se fue de su lado con rumbo desconocido, pero lo único cierto es que su esposa desapareció cuando sus hijas eran apenas unas niñas y hasta ahora nadie sabe de la señora que partió para no volver.
Con el corazón hecho trizas, apenas abandonado, don Marcelino continuó su trabajo de zapatero remendón en la Escuela Naval. Allí, al menos, ganaba lo suficiente para solventar los gastos de la familia.
El problema se desató cuando al anciano le sobrevino un derrame cerebral que lo dejó incapacitado para seguir trabajando. Desde ese entonces se volvió una carga bien pesada para sus hijas grandulonas.
"Si no das plata no hay comida para ti", solían amenazarlo a fin de dejarlo sin almorzar, nos cuenta con lágrimas en los ojos. Para ganarse los frijoles sus hijas lo obligaban a lavar inmensos bultos de ropa sucia. Gracias a la acción de los vecinos de Canto Grande, testigos presenciales de los maltratos y agresiones que sufría la víctima desde hace muchos años, el anciano fue trasladado al albergue de la Beneficiencia Pública de Lima, donde recibe atención especial.
Violencia femenina
Esto es sólo un caso de los miles que existen en el país y no sólo con ancianos sino también con adultos y jóvenes estudiantes.
Y no lo decimos nosotros, lo confirma un estudio realizado el año pasado por la Asociación por la Defensa de las Minorías. Los resultados no pudieron ser más elocuentes. De 700 hombres encuestados sobre la relación de pareja y las formas de resolver sus problemas, se supo que las supuestamente frágiles mujeres son más violentas que los hombres.
De cada 100 hombres, 40 son agredidos psicológica, verbal y físicamente por sus respectivas parejas mujeres. Y si hablamos de violencia extrema, como romperle un hueso o dejarlo inconsciente de un tremendo sopapo, 2 de cada 100 varones lo sufren en carne propia.
Según el estudio, la dinámica de la violencia en la pareja es compleja, y tiene un caracter cíclico que viene de menos a más y una intensidad creciente que presenta las características de ataque psicológico leve que empieza con atentados contra la autoestima y termina con una arremetida más abusiva donde entran a tallar insultos, ofensas, amenazas de ataques físicos y la consumación de estos últimos.
Pero, ¿quién empieza con las agresiones? Según los estudios, es ella quien inicia la pelea y también la acaba; muy mal por cierto.
Todo vale
"Ambos son potencialmente conflictivos pero las mujeres tienen dos armas vitales, saben manejar todo el paquete afectivo y el poder sexual. Saben extorsionar, manipular, chantajear con el sexo y utilizar muy bien el arma de la maternidad, aunque parezca mentira muchas mujeres solucionan sus problemas a golpes que conversando", admite con furia Carlos Vílchez, presidente de la Asociación por la Defensa de las Minorías.
¡Qué malas somos dirán! las representantes del mal llamado sexo débil; pero fuera de bromas, Vílchez se remite a las pruebas. En una encuesta realizada por [el] INEI en el año '98, se reveló que un porcentaje razonable de hombres dijeron ser víctimas de las mujeres y a nivel mundial el tema de la violencia conyugal señala a la mujer como la principal responsable de [los] enfrentamientos en la pareja. Y eso no es todo.
Gringas abusivas
El año pasado, el 35% de los arrestados por violencia familiar en el [distrito] de Concord, [estado de] New Hampshire, Estados Unidos, fueron mujeres y, muy cerca de allí, al suroeste, en el condado Boulder Country, Colorado, la cuarta parte de los acusados por agresión conyugal fueron ya saben quienes.
Aquí la realidad no es diferente, pues según [la Asociación por la] Defensa de las Minorías, el 8% de los casos de juicios de familia ventilados en el Poder Judicial son iniciados por hombres en contra de sus esposas.
"Pero no todo es culpa de nosotras", enfatiza la Coordinadora del Programa de Derechos Humanos del Movimiento Feminista Manuela Ramos, Gina Yañez, quien tras reconocer que existen hombres agredidos, saca cara por sus cóngeneres, aduciendo que son pocos los casos de varones víctimas y que en mayor medida hay mujeres que resultan magulladas por abusivos.
"Me parece mal que existan hombres maltratados pero no es un número considerable; en cambio, las mujeres son más y eso que algunas formulan denuncias después de varias semanas y en situaciones extremas", afirma.
Lo cierto es que una sociedad ideológicamente machista como la nuestra, pocos son los hombres que se acercan a una comisaría para denunciar los maltratos de su pareja. Eso sería convertirse en el hazmerreir de los policias que no tardarán en tildarlo de saco largo, pisado y hasta maricón.
Según Vílchez, toda la maquinaria legal favorece a la mujer desde las normas de divorcio hasta las de tenencia de los hijos. Como es sabido, la ley no obliga al juez a otorgar a la madre la custodia de sus vástagos, pero es una práctica frecuente hacerlo. La mujer siempre gana.
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