2008/02/25

Hombres que Agreden


La otra cara de la violencia doméstica

Hace más de una década, la violencia contra las mujeres es reconocida como una grave violación a los derechos humanos. No obstante, a puerta cerrada es una práctica brutal, reiterativa, cotidiana. El hogar dulce hogar no es más que una fantasía para cientos de mujeres agredidas por sus parejas en el espacio íntimo, en ese lugar donde la sociedad no escucha, no ve, no siente y no comprende sus angustias. La violencia intrafamiliar contra las mujeres ocurre desde siempre, aunque sólo a mediados del siglo pasado traspasó el umbral doméstico para posicionarse en la opinión pública. Hoy, no es invisible y tiene forma, pero femenina. Pocos se preguntan qué ocurre con los hombres que violentan y muy pocos reflexionan acerca de sus trayectorias o sobre los soportes culturales que los llevan a agredir. Falta discusión en esta materia, pero lo cierto es que incorporar la mirada masculina es vital, sobre todo si de políticas de prevención se trata. “Culturalmente, en Chile nos caracterizamos por ser una sociedad machista donde la resolución de conflictos es a través de la violencia”, afirma la Teniente Paola Martínez, de la Dirección de Protección Policial de la Familia de Carabineros de Chile (DIPROFAM). Sin embargo, esa manera de solucionar problemas es propia de los hombres. Se sabe que los hombres agreden porque es una forma de poder mediante el uso de la fuerza, pero ¿qué pasa con ellos? Valentina Martínez es sicóloga del Centro Clínico de la Corporación La Morada, organismo que presta apoyo a mujeres agredidas y a hombres agresores. Desde su experiencia, asegura que la respuesta a la pregunta integra factores culturales y también el aprendizaje en las formas de relacionarse con otros. “Se tiende a pensar que los hombres que ejercen violencia, obedecerían a una tipología o, en su mayoría, a patologías siquiátricas”, señala. Pero los hombres que agreden están sanos. Es más, sólo el 19% de ellos lo hace por razones siquiátricas, mientras que el porcentaje restante representa a personas en condiciones sicológicas absolutamente normales. Bajo esa premisa, aparece el concepto de dominio. La oficial de Carabineros aclara que las denuncias de mujeres por este tipo de delitos demuestran que existe “un tema de pertenencia hacia los más débiles, que puede ser su mujer o sus hijos, y ejercen violencia en este espacio de privacidad”. Los hombres intentan darse a respetar a través de la agresión, mientras que las mujeres se dejan someter porque los aman, porque no se sienten capaces de vivir solas o porque igualmente se sienten responsables de los actos de violencia al interior de sus familias. Sin ir más lejos, diversas investigaciones realizadas en nuestro país revelan que la aparición de hechos violentos en las familias es reconocida por agredidas y agresores como errores cometidos por ambos en la relación de pareja, lo cual valida el maltrato. José Olavarría, sociólogo del Centro de Desarrollo de la Mujer (CEDEM) y especialista en temas de género, explica que esta lógica de poder y su justificación cultural se relacionan con una jurisdicción que desde sus orígenes le atribuyó autoridad al hombre por sobre otros, pero también al reconocimiento dentro de sus familias. “El conflicto que resuelven los hombres es el respeto hacia él (…) Ese es uno de los principales motivos porque los hombres agreden, porque se les respete, porque llegan y no está la comida hecha, porque los hijos están sucios, porque la esposa no es suficiente amante o porque la pareja no es como se quisiera”, comenta. Pero esas razones no son las únicas. Una de las explicaciones más utilizadas apunta hacia el impulso, inherente al cuerpo masculino. Olavarría aclara que "los hombres tenemos esa extraña virtud de que nuestro cuerpo es incontrolado porque es del arrebato, del instinto sexual. Estas son características que hacen que los hombres, según este atributo, no seamos responsables de los actos (...) Esta forma es lo que hace que se justifique un nivel de violencia que es injustificado. Lo explica, pero no lo justifica". Relaciones peligrosas Según la División de Seguridad Pública del Ministerio del Interior, entre enero y marzo de 2007 se registraron 26.378 denuncias por violencia intrafamiliar. No obstante, se estima que la cifra es mayor, pues no considera todas aquellas denuncias que las mujeres no hacen por temor, vergüenza o culpa. Las retractaciones son frecuentes. No es extraño que una mujer violentada dé un paso atrás al momento de dejar constancia en alguna unidad policial o que desvirtúe su versión ante el juez. Esas extrañas situaciones convierten a este delito en uno de los más difícil de identificar porque "no quedan claro cuáles son los intereses de la persona agredida y cuáles son los intereses del imputado. Cuando hay un robo, tienes claro qué quiso hacer el robo, quién es el ladrón y quién es la víctima (...) Los intereses de la persona, pese a que ha sido golpeada y con lesiones graves, no pueden quedar claros si ella no quiere. Es un delito que tiene mucho de subjetividad, donde tampoco queda claro cuáles son los intereses y las razones del agresor", aclara el sociólogo de CEDEM. Carabineros de Chile lo sabe bien y por ello capacita a sus funcionarios para abordar a las víctimas de manera distinta. La Teniente Martínez cuenta que su institución está conciente de la complejidad de este tipo de delito: “una persona que llega a un cuartel policial, tiene sentimientos encontrados, es una víctima que quizás está muy decidida a denunciar a su esposo, amante o pareja, pero después no se presenta a los juzgados o se presenta defendiendo al agresor. Este delito es muy peculiar, muy complicado y hay que tratarlo de otra forma. La sensibilidad que nosotros los carabineros tenemos hacia nuestras víctimas, es distinta”. ¿A qué se debe esta actitud de las mujeres agredidas? Simplemente a la dependencia. La mayoría de las veces, los hombres no se sienten agresores e infunden temor a través de actos violentos para tener control sobre su pareja. Hay víctimas que piensan que los golpes o la agresión emocional son prácticas 'normales' en la relación y, hay otras, que intentan ser reconocidas mediante la autoridad masculina. Este círculo destructivo es el que permite que las denuncias no cubran la totalidad de los casos de violencia intrafamiliar en nuestro país, porque, según Martínez, "la complejidad de este tipo de delito, tiene que ver con las características del vínculo de quien ejerce abuso. Es decir, no es alguien que pasa por la calle el que te abusa y te trasgredí, es alguien muy significativo en tu vida adulta (…) Por otra parte, las personas que viven violencia quieren detenerla, pero no necesariamente le están pidiendo a los órganos jurisdiccionales separarse o terminar con el vínculo". 149 de Carabineros Carabineros de Chile tiene habilitada la línea telefónica 149, que atiende a víctimas de violencia intrafamiliar para entregar orientación y recibir denuncias. El llamado es gratuito y se puede hacer desde teléfonos fijos o móviles.

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