Cambiar este concepto de “despedida rápida” por una “acogida” nos permitirá generar una instancia diaria donde los padres y apoderados puedan involucrarse en el proceso educativo. Podemos comenzar por dejar 30 minutos de acogida cada mañana, para que cada familia tenga la posibilidad de comenzar la jornada con una transición paulatina, pausada y planificada. Para muchos padres, tíos, abuelos o quien sea que lleve al niño a la escuela, estos treinta minutos pueden ser los únicos que pasen juntos durante el día. Es importante anticiparnos a este momento y planificar actividades, como por ejemplo, lectura de cuentos en la alfombra, juegos en las mesas, exposiciones de artes, etc. Además, si sabemos que alguno de nuestros niños le cuesta decir adiós, hay que tener un plan a seguir en conjunto con la persona que los lleva al colegio. Se puede escribir una carta cuando la persona se va, o tener acceso a un juguete traído de la casa que ayude a calmar la ansiedad.
Otras actividades que se pueden realizar durante el año para estrechar la relación Familia-Escuela, es hacer pequeños collage con fotos de las familias de cada niño y niña. De esta manera les damos un espacio donde acudir cuando extrañan su hogar y también le da un lugar especial de bienvenida a cada familia, dentro de la sala de clases. Invitar a las familias de nuestros niños durante el año, también genera una instancia para construir y estrechar lazos. Pueden venir a compartir algún tipo de actividad que los represente como bailar, cocinar o incluso leer un cuento. Más aún, al comienzo del año podemos hacer un proyecto en conjunto donde cada niño y niña nos cuente cómo llegó a ser parte de su familia, de esta manera podemos conocer más el contexto de nuestros niños y estrechar aún más la relación.
Tatiana Bacigalupe. Educadora de Párvulos y Máster en Ciencias de la Educación. |
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