1.- Debemos
comunicarnos con nuestros hijos frecuentemente, incluso cuando todo marcha
bien. Mantenernos en contacto frecuente con nuestros adolescentes es una de las
cosas más importantes que podemos hacer como padres. Los adolescentes sentirán
que sus progenitores se preocupan por ellos cuando manifestamos interés por lo
que ocurre en sus vidas.
2.- Las
familias están muy ocupadas hoy en día por lo que debemos aprovechar el tiempo
que sea para poder estar con ellos. Nos ayudará a construir una buena relación
y, además, servirá para que ellos se den cuenta que nos interesan. Aunque solo sea
el tiempo que transcurre durante las compras en el supermercado.
3.- Si les
hacemos promesas a los adolescentes, debemos cumplirlas. Cuando, por algún motivo se nos hace imposible
concretarlas, debemos hablar con ellos y expresarles lo mucho que lo lamentamos.
Los adolescentes deben saber que nos duele faltar a nuestra palabra empeñada. De
esta manera nos ganaremos su confianza y respeto.
4.- Si bien
los adolescentes no son adultos aún, ya no son niños y, por ende, no se los
debe tratar como si lo fueran. No debemos emplear un tono condescendiente con
los adolescentes. Debemos ser sinceros. Afirmaciones como: “Eres demasiado joven para saber de eso”, sólo faltan el respeto a sus capacidades de
comprensión.
5.- Recuerda
las fechas especiales. No es necesario que queden señaladas con un regalo o una
actividad especial. Solo debemos asegurarnos de que los adolescentes sepan que
nos hemos acordado. De vez en cuando, podemos darles algunas pequeñas sorpresas,
tales como: dejarles sobre la cama una nota que exprese nuestro cariño por
ellos, o cocinarles su comida favorita sin exista un motivo en especial.
6.- No
debemos subestimar a nuestros hijos adolescentes. Debemos elogiar sus esfuerzos.
Por ejemplo: cuando les ha ido bien en un examen, cuando se han esforzado mucho
para rendir en algún juego o alguna actuación. También, resaltar su
comportamiento amable y cordial para con quienes los rodean.
7.- Expresarles
y hacerles sentir nuestro amor por ellos debe ser un hábito. Tomarnos frecuentemente
un tiempo para decírselos una obligación.
8.-
Apoyarlos, sobre todo cuando han tenido un mal día. Brindarles nuestra comprensión y nuestro consuelo.
Recordando siempre que, aunque adopten conductas de adultos; aún son
adolescentes.
9.-Evitar caer
en las burlas hirientes y actitudes de menosprecio. Especialmente frente a
otras personas. Usar el humor y bromear con nuestros hijos adolescentes fomenta
una relación positiva.
10.- Valorar sus
puntos fuertes. Afirmaciones como: “¿Por qué no
puedes ser como tu hermano mayor?” o “Tu
hermana nunca me dio tantos problemas” no ayudan a que el adolescente
mejore. Por el contrario, solo harán que se sienta mal e inseguro. Todos los
adolescentes tienen cualidades y características diferentes y hay que
aceptarlos por las que poseen y no por las que hubiésemos deseado que tuviesen.
Es perentorio aprender a reconocer las altas y positivas e incentivarlas.
11.- Dar
participación a nuestros hijos en la fijación de límites y la creación de
reglas. Como padres, debemos ayudar a nuestros hijos a imponer límites y a
vivir bajo ciertas reglas. Podemos brindarles un rol activo en la decisión de
cuáles son esos límites y reglas.
12.- Finalmente,
también, debemos ser respetuosos y educados en la relación que desarrollemos
con ellos. Simples detalles de cortesía, como decir “por
favor” y “gracias” contribuirán a
reforzar el sentimiento de que realmente los valoras como personas. El respeto
y los buenos modales, les transmitirán la confianza necesaria como para
comentarte sus cosas más importantes y sus aflicciones más resguardadas.
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