2008/11/17

El Olvido del Verdadero Sentido del Matrimonio

Hay una gran distancia entre lo que se promete y lo que se cumple.










Un ejemplo actual es la expresión:






“Hasta que la muerte nos separe”


Una prestigiosa firma de encuestadores y estadístas en Estados Unidos reveló datos inquietantes. Luego de realizar la investigación en 48 estados con 3,800 personas la encuestadora concluyo que los matrimonios de personas que se autodenominan como “cristianas” no son tan duraderos.

El punto de referencia fue el que tales personas se divorcian más que quienes profesan otras religiones, e incluso de quienes aseguran ser agnósticos o ateos. Ahora bien, una de las características de la investigación es que no se hace una distinción entre las diferentes ramas del cristianismo, ni entre los movimientos sectarios dentro de la cristiandad. Para quienes realizaron tal encuesta hay una obvia conclusión, y es que las iglesias cristianas en la práctica no estan reforzando el principio de un matrimonio duradero.

Según la Palabra de Dios en la experiencia del matrimonio se reconoce como uno de sus principios rectores la durabilidad. Las palabras de Génesis 2,24 no emiten espacio para equivocaciones cuando aseguran: “Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” El límite natural de tal durabilidad bien lo dice el Apóstol Pablo en Romanos 7,2: “Pues la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras él vive; pero si su marido muere, queda libre de la ley en cuanto al marido.” Sobre este asunto el mismo Señor Jesús, según Mateo 19,6 y 8 dijo: “Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe… Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió divorciaros de vuestras mujeres; pero no ha sido así desde el principio.”

El rompimiento de tal principio es juzgado por la voz profética de Malaquías, cuando en el capítulo 2,14 dice: “Y vosotros decís: “¿Por qué?” Porque el SEÑOR ha sido testigo entre tú y la mujer de tu juventud, contra la cual has obrado deslealmente, aunque ella es tu compañera y la mujer de tu pacto.” En la comparación usada por Dios del pacto con su pueblo, las palabras de Isaías 54,6-7 son reveladoras, cuando dice: “Porque como a mujer abandonada y afligida de espíritu, te ha llamado el SEÑOR, y como a esposa de la juventud que es repudiada — dice tu Dios. Por un breve momento te abandoné, pero con gran compasión te recogeré.”

Sin duda que la Palabra de Dios es clara referente a este punto. Consolidar la enseñanza bíblica con la realidad creciente que detrimenta la durabilidad del lazo matrimonial es imposible. Aunque muchos, deseasen remitir las ordenes bíblicas a reducciones culturales y así, justificar su escaza validez para nuestros días. No debe ser problema reconocer que la escasa resistencia que se ha colocado a la justificación social del divorcio, en nuestros días, ha llevado a muchos llamados cristianos a evadir la responsabilidad de desarrollar un matrimonio bajo los parámetros no del mundo sino de Dios y su Palabra. Aún se requerirá mayor reforzamiento a los nacientes ministerios enfocados en la madurez matrimonial, además de la urgente necesidad de una formación más que impositiva, basada en el diálogo y la crítica para nuestros jovenes solteros.

Se ha dado mucho espacio a la psicología secular, aquella que no respeta ni le importa lo que Dios ha revelado en su Palabra. Muchos de los problemas matrimoniales son solucionados bajo criterios culturales o psicológicos, pero no bíblicos. El rescate del perdón y la noción de “pacto”, conceptos que la Biblia relaciona con la experiencia matrimonial debe realizarse urgentemente. Esto justifica la creación de ministerios que orienten al pueblo verdaderamente cristiano a vivir acorde a la Escritura.

Una problemática mayor es la planteada por los resultados que esta realidad ocasiona en los hijos y particularmente en su noción del matrimonio. De ahí la necesidad de retomar lo favorable de la ciencia humana, pero sometida a los principios de la Escritura.

Este es un corto espacio para tocar un asunto tan extenso. Nuestro mundo esta cambiando, en su mayoría para mal. El olvido del sentido del matrimonio es una crisis que puede proveer un obstáculo para el buen vivir de los cristianos genuinos, como también una oportunidad para invitar a la conversión de los cristianos y cristianas de nombre. Las palabras de Pablo en Efesios 5,33 deben repetirse hoy: “En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.” Amén.

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