03/09/2008
Para enfrentar reformas que trae ley próxima a ser promulgada:
Suprema dispone cambios en procedimientos de Tribunales de Familia
Según el ministro Héctor Carreño, se busca mejorar la gestión de estos juzgados y reducir plazos, unificando procedimientos.
Una serie de modificaciones -orientadas a mejorar la gestión de los cuatro juzgados de familia de Santiago y a enfrentar de mejor manera la ley próxima a ser promulgada- dieron a conocer ayer el presidente de la Corte Suprema, Urbano Marín, y el ministro de la Corte Suprema a cargo de la Unidad de Apoyo de la Reforma de los Tribunales de Familia, Héctor Carreño.
El ministro Carreño explicó que las reformas -que debutarán el 15 de este mes- apuntan a unificar tareas y estandarizar procedimientos al interior de los juzgados, fundamentalmente, para acortar los plazos de tramitación de las causas. Ello, considerando que, según el magistrado, uno de los principales problemas en los tribunales de familia es la demora en la fijación de audiencias. En el Primer Juzgado de Familia, algunos usuarios deben esperar hasta nueve meses; en el Tercero, ocho; en el Cuarto, siete, y en el Segundo, cinco meses. El ministro Carreño subrayó que tal como los jueces se están capacitando para buscar la mejor manera de dirigir las audiencias y reducir la duración de las mismas, "hay algunos abogados que necesitan adecuar su manera de tramitar al nuevo sistema", por ejemplo, realizando diligencias en las audiencias oralmente, y no fuera de ellas a través de escritos. Para instar a ello estudian pedir una reunión con el Colegio de Abogados.
Otros de los cambios impulsados son la reorganización del sistema informático y la rotación mensual de jueces, administrativos de actas y consejeros técnicos para la distribución de causas, para evitar que los procesos se radiquen en un solo magistrado, salvo en los casos en que la ley así lo establece. Todo, según subrayó el ministro Carreño, para enfrentar de la mejor manera la ley que modifica la justicia de familia, próxima a ser promulgada, y con ello entrar a una segunda etapa de la justicia de familia, superada la crisis del sistema, cuya demanda inicial fue mucho mayor que la proyectada.
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